En 1993 mi abuela Chelo quería preparar chilaquiles en su casa, ¡pero se había quedado sin jitomates!
En vez de salir al mercado, agarró una mezcla de chiles que tenía en su refri e inventó la salsa roja más espectacular que se te pueda ocurrir.
¡Se acabaron los jitomates!
En 1993 mi abuela Chelo quería preparar chilaquiles en su casa, ¡pero se había quedado sin jitomates!
En vez de salir al mercado, agarró una mezcla de chiles que tenía en su refri e inventó la salsa roja más espectacular que se te pueda ocurrir.
Una nueva aventura
Con el permiso de Chelo y prometiendo no revelar su receta, vamos a compartir su sazón con el mundo.
Siguiendo los pasos de mi abuela, creé otras 3 salsas que acompañan a su salsa roja:
-La verde
-La de morita
-La de frijol (está tremenda)
Metimos 3 proteínas, 2 de ellas para los valientes:
-Pollo
-Chilorio
-Machaca
¡Llévelo, llévelo!
¡Pero sabíamos que querías más variedad!
Por eso incorporamos burritos increíbles:
-De pollo
-De chilorio
-De machaca
-De chilaquil
-De chilaquil chilango (obviamente dentro de un bolillo)
Y metimos bebidas clásicas que complementan nuestros platillos en tu paladar, y en tu nostalgia.
-Agua de horchata
-Agua de jamaica
-Café de olla
Para nosotros, es el legado de nuestra vida
Para mi mamá y para mi, el sabor es solo el principio. Se trata de que sin importar en dónde compres tus Cheloquiles, te sientas en la cocina de Chelo.
Para que disfrutes del sazón de mi abuelita, que además de sus manos, viene de su corazón.
-Héctor y Jeannette